Un breve repaso sobre algunos conceptos que solemos utilizar y otra posición sobre su impacto ambiental.
Escribe Fernanda Linares
Últimamente la toma de conciencia sobre lo que comemos y su proceso de producción ha ido acrecentándose. Por ello, muchas personas optan por cambiar algunos de sus hábitos de consumo con el fin de cuidar su organismo de un exceso de productos químicos, llevar un estilo de vida más saludable o reducir, en otros casos, su impacto ambiental. Así, salen a colación términos como lo “orgánico”, “bio”, “ecológico”, etc. Muchas veces estos usados indistintamente y asumidos como sinónimos. Además, otro asunto que llama la atención es si realmente se evidencia un menor impacto ambiental de los productos orgánicos en comparación a aquellos que no llevan esta etiqueta, como suele pensarse. El presente artículo pretende ampliar el panorama respecto a este tipo de productos, mas no brindar una posición respecto a su uso.
Son “ecológicos” aquellos alimentos que provienen de una agricultura igualmente ecológica. Esto quiere decir que para esta sea considerada de esa forma es necesario que no sean empleadas sustancias químicas, ni alterado genéticamente algún elemento empleado en cualquiera de sus etapas de desarrollo y producción. Esto abarca la semilla, el suelo y el agua utilizados. La agricultura ecológica es un sistema de producción agrícola que respeta los ciclos vitales de los sistemas naturales. Según la normativa de cada país, estos conceptos podrían o no ser usados indistintamente para la certificación de los alimentos.
Teniendo los conceptos más claros, podemos centrarnos en analizar si realmente la agricultura orgánica ayuda a reducir el impacto ambiental respecto a la agricultura convencional. Debido a que el uso de pesticidas y productos químicos en general se reduce gracias a este tipo de agricultura, se piensa que sí apoya a la reducción de este impacto. Diversos estudios cuestionan esto. Según algunos, los pesticidas naturales utilizados para la agricultura orgánica no necesariamente son menos tóxicos que aquellos con químicos. Esto debido a la mayor cantidad de estos que se debe de utilizar en comparación a los sintéticos.
Por otra parte, respecto a la huella ambiental de los productos orgánicos, un estudio realizado en el año 2012 por la Universidad de Oxford concluyó que, independientemente del producto, se hace un uso menos eficiente que en la agricultura convencional respecto al uso de la tierra. Así, la huella ambiental es menor por unidad de tierra, pero no necesariamente por unidad de producto. Debido a que no se utilizan fertilizantes sintéticos, se necesita más tierra para producir lo mismo que con la agricultura tradicional. Así, se hace necesaria la deforestación que implica una menor capacidad de almacenamiento de carbono en los suelos con sus ya conocidas consecuencias en el cambio climático.
Expuesto todo esto, es importante tener presente que las necesidades de tierra para cada producto varían, por lo que el impacto climático neto será diferente según el producto que se elija y conviene analizarlos particularmente.
Bibliografía:
Tuomisto, HL, ID Hodge, P. Riordan y DW Macdonald. 2012a. “Does organic farming reduce environmental impacts? – A meta-analysis of European research”, Journal of Environmental Management
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Narro Ríos, R. M., & Yánac Gaitán, R. H. (n.d.). Influencia del nivel de conocimiento y la valoración de beneficios de los alimentos orgánicos en los consumidores de los NSE A y B en Lima Metropolitana. Lima, Perú. doi: https://doi.org/10.19083/tesis/624573