Willy Mak
Se acerca el día más importante del amor y todo el mundo parece volverse loco. Rebajas increíbles en la mayoría de las tiendas, sin reservas disponibles en los hoteles o restaurantes; mientras que mi amor me suplica desesperadamente para saber sobre los planes de aquel día. La verdad, no tengo ganas de celebrarlo; sin embargo, es muy importante hacerlo porque es el día “especial” para demostrar que aprecias a tus seres queridos. Por ello, decido distribuir estratégicamente la propina de mis padres en una carta cursi con un paquete de chocolates, una cena especial en su pizzería favorita y ocho minutos de máximo placer, con el fin de darle la mayor felicidad a mi ratoncita.
Llega el ansiado 14 y cada rincón se ha convertido en un mar de gente. La mayoría se abraza con pasión desmedida mientras que sus labios chocan como si fuera el último minuto. Las colas en los restaurantes resultan interminables. Cada pareja, sale y entra de los hoteles como si fueran un cajero automático. Todos los regalos parecen hechos por una sola tienda.
Luego de culminar mi plan satisfactoriamente, nos dimos un último beso donde comprobé en sus ojos profundos que todo resultó perfecto. Sin embargo, mientras que ella dormía, yo no dejaba de pensar sobre todo lo que ocurrió en San Valentín porque muchas preguntas golpeaban mi cabeza sin cesar:
¿Realmente la amo? ¿Por qué es necesario dedicarle un día especial a nuestro amor cuando debería de ser así todo el tiempo? ¿Seré hipócrita con ella? ¿Realmente somos felices?
Tras un análisis breve, me di cuenta de que todo era una farsa. Mi relación era un simple copy & paste de otras parejas mainstream que conocía. Solo somos felices en los buenos tiempos, pero no nos soportamos en los problemas. Somos tan básicos que nos conformamos con regalos y sexo mediocre que no tendrán significado en el futuro. Nos queremos tanto que siempre estamos ocupados para el otro, por ello intentamos salvar nuestro romance en un solo día. El amor hacia el otro es una mera mecanización del afecto acumulado que hemos realizado todo este tiempo.
San Valentín es mi día perfecto para demostrar nos queremos, por más que sea una mentira. Es el día perfecto para recordar la pasión que una vez tuvimos. Es el día perfecto para comprobar que somos felices como el resto. Es cuando sale de mis labios “Te amo”, tan solo por un día.