La pelota sí se mancha

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 El pasado 16 de setiembre, el partido Alianza Lima vs Sporting Cristal se canceló a los 19 minutos del segundo tiempo. ¿La razón? Hinchas de Alianza Lima se enfrentaron en los exteriores del estadio Alejandro Villanueva. El 11 de agosto, un comandante de la policía encargado de mantener el orden durante el partido Universitario de Deportes vs Alianza Lima fue internado en el hospital por una fractura en la pierna. ¿La razón? Un grupo de barristas cremas lo empujó por las gradas del Estadio Nacional.

Los partidos del fútbol peruano, en especial los denominados “clásicos”, se caracterizan no por un espectáculo dentro de la cancha, sino por agresiones fuera de ella. Las autoridades intentaron tomar cartas en el asunto y dictaminaron que los partidos entre Alianza Lima, Universitario, Sporting Cristal y Sport Boys se jugarían solo con presencia de la hinchada local. Sin embargo, si una medida no está acompañada de una correcta fiscalización, no es eficiente. De algún modo, los hinchas del equipo visitante logran ingresar al estadio y los locales lo consideran una provocación. Eso es lo que ha pasado en la mayoría de estos partidos y lo que seguirá pasando si no se fiscaliza adecuadamente la venta de entradas.
Ante esta situación, ¿qué se puede hacer para lograr disminuir el índice de violencia que aqueja a nuestro fútbol?

El 2010, tras la muerte de un hincha blanquiazul, surgió una iniciativa de empadronamiento de las barras. Esta medida consiste en que los hinchas presenten documentos, tales como datos de identificación, certificados de antecedentes penales, entre otros,  para recibir un carné que les permita asistir a los eventos deportivos. Ello le permitiría al club identificar a aquellas personas que se hacen pasar por hinchas, pero solo utilizan el fútbol como pretexto para realizar actos de violencia. Lamentablemente, hasta el momento, los clubes no han progresado mucho con el empadronamiento de sus barras, pues no es obligatorio. El empadronamiento parece ser una buena medida contra la violencia; sin embargo, no será efectiva a menos que el carné sea un requisito indispensable para la compra de entradas e ingreso al estadio.

Otro tema pendiente es la falta de un sistema de vigilancia en los estadios. Si bien algunos clubes cuentan con cámaras de vídeo vigilancia dentro de sus instalaciones, el centro de monitoreo está controlado por poco personal o personas inexpertas en el tema de seguridad.

Si bien los clubes deben incurrir en un costo para aplicar estas medidas, el beneficio definitivamente lo compensa. Muchas familias no asisten al estadio por temor a verse afectados por enfrentamientos entre barras rivales o, si asisten, se retiran antes de que culmine el partido para no cruzarse con las barras. Reducir la violencia en los estadios motivaría a que más personas acudan a los partidos, lo cual elevaría el ingreso por taquilla de los clubes. La fiesta debe volver a las tribunas, la violencia no puede seguir ganando este partido.

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